Patios – Barrios

04-Sep-2017

Breve historia de la organización territorial de la ciudad en 1236

En 1236, la ciudad de Córdoba es reconsquistada por Fernando III el Santo, quien a su llegada, reparte entre sus tropas, concediendoles los fueros de la misma. Estos fueros consistían en el reparto de casas, repoblando así las zonas de la ciudad más abandonadas.

El Fuero de Córdoba se constituye en 1241, organizándose la ciudad en las llamadas Collaciones, organizadas todas en torno a una iglesia como centro neurálgico del barrio. Fernando III, divide la ciudad en catorce collaciones, estando repartidas siete en la Villa (interior de la zona amurallada) y siete en la Ajerquía (zonas en la que se encontraban fundamentalmente los huertos y pequeñas mezquitas musulmanas). En la villa se crean: Santa María, San Nicolás de la Villa, San Juan, Omniun Sanctorum, San Miguel, San Salvador y Santo Domingo de Silos. En la Ajerquía: San Nicolás de la Ajerquía, Santiago, Santa Marina, San Pedro, San Andrés, San Lorenzo y la Magdalena.

Estas collaciones se centraban en torno a la iglesia que le da el nombre a la collación. Se estructuraban con una calle central que desembocaba en una plaza donde se situaba la iglesia principal de la zona. En torno a esta se desarrollaba todo el comercio de la zona, asentándose los nobles en torno a ellas.

Hay una última collación que se agrega  en el siglo XIV a las catorce ya comentadas. Nos referimos a la llamada collación de San Bartolomé, que abarcaría parte de Santa María (zona de la Catedral) y el nuevo barrio del Alcázar Viejo.

Las tres grandes zonas de Patios en Córdoba y de las cuales nos vamos a ocupar son: Barrio de Santa Marina-San Agustín, San Andrés-San Lorenzo y Barrio de San Basilio, antigua collación de San Bartolomé.

Zona de Santa Marina-San Agustín 

 La zona de Santa Marina-San Agustín, es una de las primeras collaciones que se crean en Córdoba, zona por donde entran las tropas de Fernando III a la ciudad. Es la única en al que se conserva la calle principal de la que antes hemos hablado, la llamada calle Mayor de Santa Marina. En esta collación se asientan la gran mayoría de los nobles que reconquistaron la ciudad. Esta calle lleva directamente desde la puerta del Colodro (nombre del primero que entra en la ciudad) a la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas. Caminando por ella encontramos calles adyacentes como Marroquíes o plaza de la Lagunilla. La Ermita de San Acisclo y Santa Victoria y el convento de Santa Isabel, son otros de los templos que podemos visitar en la zona.

Hay que tener en cuenta, que esta zona no tiene la influencia de las casas romanas o musulmanas, ya que era una zona poco poblada de la ciudad y la configuración que tienen otros barrios de la ciudad no se encuentran en este. Esto influye directamente en las casas, ya que se crean la gran mayoría a partir del siglo XIII, inspirándose en los modelos constructivos de la zona cristina.

La forma constructiva de la Iglesia que da nombre a la zona es la que se pueden contemplar en toda la ciudad, el llamado modelo fernandino. Este modelo, se caracteriza por iglesias de tres naves, separadas por hileras de columnas y rematada con tres cabeceras con ábside poligonal.

Otro de los templos que se pueden encontrar caminando por esta zona, es el llamado Templo de San Agustín, al que se accede pasando antes por la fachada del Palacio de los Marqueses de Viana o entrando por la famosa fuente de la piedra escrita que bordea a la parroquia de Santa Marina de Aguas Santas.

Zona de San Andrés-San Lorenzo

 La zona de las que nos vamos a ocupar, cuenta con el mayor número de templos fernandinos de la ciudad. Abarca las parroquias de San Andrés, San Lorenzo, Los Trinitarios, la Magdalena, Santiago y la Basílica de San Pedro.

La parroquia de San Andrés, aunque de configuración barroca, tiene su origen en el modelo fernandino. De aquí se parte por la calle Santa María de Gracia hasta llegar a la parroquia de San Lorenzo, donde por la zona se pueden contemplar gran cantidad de patios floreados. Dicha parroquia muestra una portada con tres arcos de acceso al templo, rematándose con una torre asentada sobre un antiguo Alminar musulmán. Por la calle Arroyo de San Lorenzo, llegamos a la iglesia de la Magdalena, la más antigua de la ciudad. Esta zona también es bastante prolifera en la visita de patios. Por la ruta a seguir, podemos contemplar numerosos palacios y conventos, como el de Santa Cruz, creado en el siglo XV o el de Santa Clara, también de monjas clarisas aunque despoblado de religiosas. La iglesia de Santiago, asentada sobre una antigua mezquita o la basílica menor de San Pedro, son otros de los exponentes monumentales del lugar.

 La configuración de la zona, se establece con calles estrechas, destacando la principal en donde se asienta la iglesia y remata en una plaza, muy similar al barrio de Santa Marina o San Agustín.

 Zona de San Basilio

 La configuración urbanística en esta zona de la ciudad es distinta a las anteriores. Aquí se establecen dos zonas distintas en cuanto a la configuración de las casas y calles. Hay que tener en cuenta en esta parte de la ciudad, creada como collación en el siglo XIV; la de San Bartolomé, se asienta sobre una zona habitada por Judíos. La configuración originaria era de calles muy estrechas, con gran cantidad de Adarves y pequeñas plazuelas. El barrio judío, lo que hoy se conoce como judería, es junto con la zona de San Basilio, uno de los más prolíferos en cuanto a patios visitables. Aquí se han conservado gran cantidad de casas antiguas y sobre todo la configuración urbanística originaria, lo que hace de la zona una de las más destacadas de la ciudad, ya que el marco incomparable en el que se encuentra, hace que la Catedral resalte aún más su singularidad.

La otra zona que componía la antigua collación de San Bartolomé, es la que hoy día se conoce como barrio de San Basilio. Aquí se construye un barrio nuevo en el siglo XIV,  y hacia 1399 ya estaba construido sobre unas antiguas huertas, limitando al sur con la villa. Sus calles se formaron rectas y con un trazado ortogonal, lo que la hace totalmente distinta al resto de la ciudad. Es la zona fundamental para visitar los patios de Córdoba, además de numerosos monumentos como Las Caballerizas Reales, el Alcázar de los Reyes Cristianos o la iglesia de San Basilio.

 

 

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