Los Triunfos a San Rafael
(…Pero el pez, que dora el agua y los mármoles enluta, les da lección y equilibrio de solitaria columna.). Así, Federico García Lorca describe a San Rafael en un fragmento de uno de los poemas dedicados a Córdoba, perteneciente a su Romancero Gitano.
Antes de adentrarnos en comentar algunos de los aspectos más representativos de los Triunfos que podemos contemplar en nuestra ciudad, haremos una breve reseña del por qué la devoción a nuestro Ángel Custodio.
El 21 de noviembre de 1575, fueron descubiertos los huesos de los Santos Mártires cordobeses, a los que en un principio, no se les tuvo en gran consideración. Dos años más tarde, el Sacerdote Andrés de las Roleas, tras una larga enfermedad que lo mantuvo en cama mucho tiempo, tuvo una serie de apariciones de una figura que a la postre sería la de nuestro Ángel Custodio. El Arcángel, mostró la verdadera historia de los huesos encontrados en la Basílica de San Pedro a nuestro Sacerdote, indicando el camino para venerarlas y consagrarlas. Roelas, en un principio no hizo mucho caso a las peticiones del Ángel, pero tras varias apariciones y consultas con sus superiores, la empresa encomendada se puso en marcha.
“Yo te juro por Jesu Chrifto Crucificado que soy Raphael Ángel á quien tiene Díos puesto por Guardia desta Ciudad”, dijo el ángel al Padre Roelas, tras seguir sus indicaciones de venerar las reliquias de los Santos Mártires Cordobeses.
De la primera imagen pétrea que se tiene constancia en Córdoba, (salvo la colocada en la Torre de la Catedral que fue realizada en 1664 por Pedro de Paz) fue la venerada y erigida por aclamación popular, de la imagen de San Rafael Custodio realizada por Bernabé Gómez del Río situada en el Puente construido por los Romanos. En 1651 esta imagen de San Rafael se realiza por mediación del Jesuita P. Juan Bautista Caballero, el cual hizo que se levantase una estatua en el puente, colocándose el 2 de septiembre del mismo año, pero no fue pulimentada hasta el 29 del mismo mes. Este día de San Miguel, fue el designado para que los barqueros y pescadores de la ciudad festejasen a su manera la colocación de la efigie. Esta imagen a los pies, llevaba una inscripción en latín, casi borrada en la actualidad, en la que se describe los méritos sanadores y custodios del Arcángel, además del recuerdo al Padre Roelas y a los instigadores de la misma. La efigie fue dorada posteriormente en 1740, pidiendo licencia para esta empresa al Ayuntamiento el P. Juan de Santiago, que con las limosnas de los fieles se llevó a cabo dicha misión. En cabildo celebrado el 27 de abril del mismo, se libraron 150 reales para dorarlo y así realzar aun más su figura. En agosto de 1789, hubo en la ciudad una fiesta con motivo del nuevo nacimiento de la hija de la Reina, a quien pusieron por nombre María Isabel. Estas fiestas, por aclamación popular, recalaron en la idea de renovar la efigie del puente, ya que se encontraba en mal estado, haciendo que el 10 de septiembre se renovara la cabeza de la imagen, pulimentándola y dorando de nuevo el busto, colocando a sus pies dos placas en las que se pedía por el Monarca Carlos IV, su esposa y familia, y en la otra por el gremio de Curtidores y Fabricantes de Guantes, quien renovaron y costearon la imagen.
A lo largo del siglo XVIII en Córdoba, se levantan varios Triunfos que realzan aún más la figura de tan venerado Custodio. Estos monumentos o mejor dicho, esta repentina y numerosa manifestación de religiosidad popular, de la que el Dtor. Pérez Lozano, profesor titular del Departamento de Historia del Arte de nuestra ciudad, habló con sabia y docta causa de los orígenes de tal devoción, en una conferencia pronunciada hace algún tiempo y en la que nos mostraba el por qué de esta devoción popular, y que si tienen la oportunidad de encontrar, se las recomiendo, se llevarían alguna sorpresa. Capítulo aparte y centrándonos en el tema que nos atañe, los triunfos dieciochescos repartidos por varios puntos de la ciudad, realzan la belleza de la misma.
El primero de esta centuria se erigió en 1736, más concretamente se acordó en cabildo celebrado el 23 de Julio, que tras memorial de D. Juan de Samariego, manifestando que por la devoción de varios caballeros piadosos, se levantase un monumento a San Rafael. A tal empresa se destino la suma de dos mil reales. El Astigitano padre Juan de Santiago, con las limosnas de los fieles y con el dinero librado por Ayuntamiento, levanta dicho monumento en la plaza de la Compañía, ya que allí estaba la casa madre de los Jesuitas. Esta imagen, fue realizada por el artista Juan Jiménez y el resto del monumento lo terminó Alonso Pérez, cantero de oficio de la ciudad. La Imagen en un principio estaba dorada y puesta sobre cuatro columnas de mármol blanco, estando el pedestal de mármol negro encerrado por una verja de hierro con cuatro faroles en las esquinas. También consta de una inscripción latina en cada lado del pedestal, dedicada al Colegio de la Compañía, al Custodio, a los Mártires y a la piedad del venerable Padre Juan de Santiago.
Otro Triunfo de esta centuria, fue el colocado en el patio de la cárcel de Córdoba, junto al actual Alcázar de los Reyes Cristianos, ocupando actualmente la plaza de la antigua estación de trenes. También estuvo dorada en origen.
Algunos años más tarde, en 1748, se levanta otro monumento dedicado a San Rafael, el Triunfo de Puerta Nueva. Fue en el Campo de San Antón, frente al convento de los padres Carmelitas Calzados y el matadero municipal. Algunos autores han citado la fecha de erección del Triunfo un año antes del 48, pero las actas municipales nos indican que no pudo ser construido hasta la fecha citada, celebrándose cabildo municipal el 28 de marzo de 1748. Juan Alcaide, maestro de canteros, recibió la cantidad de novecientos reales, quedando por parte del Ayuntamiento el resto de la manufactura. El Triunfo medía trece varas, colocándose sobre una columna, dorándose como las anteriores y siendo el dorador Pedro Vázquez, estando también cercada por faroles, más concretamente por ocho.
Un Triunfo desparecido de nuestra ciudad, es el que antaño estaba situado en el barrio del Alcázar Viejo, frente a la Iglesia de San Basilio. En 1753, fue costeado por D. Diego y Don Martín Guiral e impulsado por el P. Juan Agustín Borrego, del que se conserva un cuadro de su figura en la Sacristía de la citada iglesia. Solo nos queda constancia de lo que pudo ser en origen este Triunfo, una imagen del Santo Custodio en la esquina del Templo Basiliano.
Seguimos también en el mismo siglo y situado en la Plaza de los Aguayos, junto a la Iglesia Parroquial de San Pedro, encontramos otro Triunfo de San Rafael, realizado en mármol blanco, y que fue encargado por Dña. Rosario Hoces, Marquesa de Santaella y Condesa de Hornachuelos a Gómez de Sandoval, quien lo terminó en 1764. El Custodio se asienta sobre un pedestal de jaspe azul, descansando sobre una columna de mármol en la que reposan los tondos con las imágenes pétreas de San Acisclo, Santa Victoria y Santa Flora. En la parte baja del monolito, se representan en sendos tondos los escudos de la Casa de Santaella y Hornachuelos, flanqueado por una reja en su parte baja. Presenta un tamaño alrededor de tres pisos de altura, dividiéndose en tres cuerpos que rematan con el Triunfo de San Rafael. La obra costó 44.126 reales, distribuidos de la manera siguiente: 4.000 reales la hechura de San Rafael, 2.500 los medallones de los mártires, 3.000 de los escudos de la Casa y el resto en el dorado y la instalación de la reja que lo resguarda. La obra no causo gran impresión en escritores del siglo XIX, como es el caso de Ramírez de Arellano, quien la tachó “de estrafalario monumento”.
En 1768, D. Luis Toboso y D. Diego Velasco, presentaron en cabildo municipal de 13 de mayo, un documento firmado por el maestro mayor de obras Francisco García Terrín para levantar un monumento dedicado a San Rafael para la plaza de San Hipólito, quien realizaría Miguel de Verdiguier. El actual Triunfo se encuentra hoy día en la plaza del Potro, siendo trasladado allí en 1924.
Otro de los monumentos populares de la ciudad y que no se encuentra en su ubicación originaria, es el levantado en la cuesta de San Cayeteno. El 15 de octubre de 1770, se consagra la Obra que, Alonso Gómez de Sandoval realizara para el convento Carmelita Descalzo de nuestra capital. Este Triunfo fue fabricado en mármol, siendo derribado por un huracán en el siglo XIX, en 1837. Constaba de una columna y un gran pedestal de jaspe azul. Sus piezas fueron llevadas al cementerio de San Rafael, ocupando en la actualidad el pórtico de dicho lugar.
Para finalizar este pequeño pero intenso recorrido por algunos de los Monumentos que engrandecen nuestra ciudad, hemos dejado para el final, uno de los Triunfos más destacados de Córdoba, siendo este el gran Triunfo de final del XVIII. Nos referimos al llamado Triunfo de la Puerta del Puente. El 31 de diciembre de 1781, quedo constituido por completo el monumento más grandioso dedicado a San Rafael en nuestra capital, quedando situado en una ancha plaza cerrada con una verja bajo el Seminario de San Pelagio. El proyecto venía de antaño, hacia el primer tercio del XVIII, siendo retomado por el Obispo Martín de Barcía, empezando el proyecto en 1765 y concluyéndose en 1781. El proyecto original fue realizado por Esgroijs y Martínez y finalizado por el Escultor Francés Miguel de Verdiguier. La base del conjunto, está realizada en piedra de jaspe negro con una gruta en el centro y sobre este se levanta un castillo en el que se puede apreciar el escudo del Obispo quien levanto este proyecto; Martín de Barcia. Sobre este castillo, se levanta una columna cuyo capitel soporta la figura de San Rafael. A los pies del Castillo, se encuentran tres figuras de jaspe blanco, que representan a San Acisclo, Santa Victoria y Santa Bárbara. En la base del conjunto, encontramos diferentes representaciones de animales: el caballo, sollo entre juncos, palmeras y diferentes plantas alegóricas. En los laterales del muro del Seminario, hay dos placas conmemorativas que hacen alusión a Martín de Barcia por su construcción y a la conclusión en 1781 del conjunto.
Nos hemos detenido en los triunfos levantados en la ciudad en el siglo XVIII, ya que creemos que son los más representativos, dejando algunos del XIX y los levantados en el siglo XX, para que así se tenga una visión más amplia de los rincones de nuestra ciudad.
Rafael Redel Gamiz